Reseña de Morir en Samarcanda

Por Luis Fernando Giron Blanc, catedrático emérito de la Complutense, para la revista El Olivo, del Centro de Estudios Judeo-Cristianos.


ÁNGELES NAVARRO PEIRO. Morir en Samarcanda. Editorial Skytale. Granada 2021. 287 pags.

Skytale Narrativa

La profesora doña Ángeles Navarro, Catedrática emérita de Lengua y Literatura Hebreas de la Universidad Complutense, tras las muchas contribuciones científicas en el campo de la literatura hispano-hebrea medieval que salieron de su pluma a lo largo de cuarenta años de fructífera vida académica, se adentra en este libro en un mundo de ficción literaria, íntimamente relacionado con su trayectoria profesional, y ofrece 10 relatos, ensamblados en el marco de la estructura literaria, bien conocida y tradicionalmente muy valorada, que dio lugar a obras fundamentales del canon occidental como son El Decamerón o Los Cuentos de Canterbury. En ellas Boccaccio y Chaucer respectivamente aprovechan la ficción de un grupo de personas, reunidas en cierta manera de forma fortuita, que distraen un ocio obligado narrando historias generalmente populares y tradicionales, en algunos casos traídas de las literaturas orientales, de la India o de Persia.

Si en el primero es la huida de la peste en Florencia y en el segundo la peregrinación a un santuario, ambos en el siglo XIV, en Morir en Samarcanda es una tormenta inesperada la que obliga a seis personas a refugiarse en una casa solariega que encuentran al azar cerca de la carretera por la que transitan y a pasar allí la noche a la espera de que escampe. La impronta vital y profesional de la autora irrumpe ya desde el principio a la hora de caracterizar a estas seis personas: se trata de seis profesores, tres hombres y tres mujeres, pertenecientes a un ficticio departamento universitario de Literatura Medieval Comparada de la Universidad Complutense de Madrid, que regresan a casa después de participar en el Congreso Internacional Encuentro de las Tres Culturas, celebrado en la Facultad de Letras de Granada.

Uno de ellos propone que maten el tiempo escribiendo uno o dos relatos por persona y que más tarde, en unas dos horas, se reúnan para ponerlos en común y comentarlos. Propone cuentos inspirados en la Edad Media, de la que son especialistas. Con mayor o menor complacencia, porque cada uno tiene sus intereses y sus temores, todos aceptan la propuesta y se ponen manos a la obra.

Para la caracterización personal de los protagonistas – todos lo son en igual medida -, además de los comentarios que cada uno verterá tras la lectura de los cuentos de los demás, introduce la autora acertados recursos literarios, como presentar la descripción física de los personajes y su propia reacción según se va viendo cada uno reflejado en un gran espejo al que se enfrentan uno por uno al entrar en la sala donde la chimenea encendida les invita a calentarse. O los recuerdos y añoranzas – muchas de ellas musicales – que despierta en algunos de ellos la presencia de un piano, con el detalle añadido de que tiene una partitura en el atril, precisamente la Scheherazade de Rimsky-Korsakov, muy apropiada para el tema que se proponen tratar con los cuentos.

Los relatos son 10, definidos como relatos de amor y de muerte, entroncados en la tradición cuentística universal, plagados de referencias, unas bíblicas y otras a las prácticas y costumbres judías y musulmanas. En todas ellas demuestra la autora el profundo conocimiento sobre los temas que trata, unido a la facilidad y la suave y clara pedagogía con que se explican a un séptimo personaje, oyente de excepción de los relatos, que parece ser el guardés de la finca en la que se han refugiado. Señalo como los más significativos los titulados: Tan fuerte es el amor como la muerte y Las recetas de don Semtob. En este último, por ejemplo, el anciano Semtob al sentir la atracción física por su joven sobrina, se hace a sí mismo la reflexión de que él no es «el rey David para convertirla en una Abisag que le calentara los pies».

En el primero, con el título más explícitamente bíblico (Cant 8,6) sabe aunar la aparición en el relato de dos figuras de la cábala, dibbuk y guilgul, y la simplicidad y claridad con que se explican para profanos.

En otro relato, quizá el más corto de todos con sólo tres páginas y media y titulado A través de la celosía, un Dios, propio de los mejores episodios de los relatos del yahvista en Génesis, que resulta ser juguetón cuando está de buen humor, provoca en una pareja el enamoramiento y el amor inesperado; pero, cuando el lance de amor progresa, Adonai «decidió mirar para otro lado para respetar su intimidad».

El libro está todo él escrito con un estilo fluido, fácil de leer. Invita a hacerlo en sesión continua hasta concluirlo, pero tiene la ventaja de que la extensión de los relatos permite dejarlo en cualquier momento si tareas inaplazables lo exigen. En los relatos recurre a un estilo medieval, plagado de imprecaciones, maldiciones y jaculatorias, muy apropiado.

A la autora le gustan los guiños inesperados en sus obras y en esta no se queda atrás. Es el epílogo. El epílogo de una obra debe leerse al final. Si algún lector con demasiada prisa se adelanta a leerlo sin esperar su momento, posiblemente pensará que no tiene ninguna gracia. Si lo lee cuando toca, difícilmente, creo, dejará de provocarle cuando menos una sonrisa.

El libro está exquisitamente presentado. Tapas duras y letra grande con amplia interlínea. Los relatos están además acompañados de ilustraciones alusivas, realizadas por personas del entorno familiar de la autora. Enhorabuena, pues, a la profesora Navarro por este libro y también a la Editorial Skytale de Granada (www.editorialskytale.com).

Luis F. Girón

MORIR EN SAMARCANDA

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